Formando en el cuidado de la red #eduPLEmooc

El filtrado de contenidos tiene varias acepciones que importan a los educadores:

1. El pensamiento crítico.

2. La seguridad en la red.

3. La sobreabundancia de información.

La segunda y la tercera están en el foco del interés, aunque desde perspectivas, generalmente, poco realistas. Acerca de la primera, apenas comienza a hablarse en el ámbito educativo, a remolque de los criterios internacionales.

Se confunde la seguridad con la construcción de un bozal o un cinturón de castidad, en lugar de ocuparse promoviendo la autonomía y fortaleciendo las  identidades múltiples de niñas/os y adolescentes en la sociedad de la comunicación. El progresivo adelanto de la iniciación en el uso de redes sociales demuestra que la política de prohibir su acceso a los menores es un completo fracaso. La necesidad de acompañamiento durante ese proceso iniciático es suplantada por el establecimiento de sistemas automáticos de control. Al problema inicial se añaden las estrategias de evasión y la radicalización de conductas anticorteses en la clandestinidad: el machismo, el bullying. 

Adaptarse a la realidad implica, lógicamente, un cambio sustancial del currículum, que introduzca la competencia comunicativa y digital en el aprendizaje de las lenguas y en las ciencias sociales. Pero también exige que las administraciones prevengan una formación adecuada a las familias que han de asumir nuevos roles sociales. Hay quienes se dedican a la tarea de forma ejemplar: Víctor Cuevas y Antonio Omatos.

Otra respuesta aún más realista consiste en formar a los menores como pares más capacitados en la prevención de conductas autodestructivas: guardianes entre el centeno, evocando el título y la novela de Salinger. Esto se consigue en las aulas por medio de una organización democrática, que establezca normas de convivencia y nombre a responsables en un turno que alcance, si fuera posible, a todos los miembros del grupo.

Hay que educar(se) en el pensamiento crítico a la hora de manejar la información, de manera que los aprendices puedan distinguir de forma autónoma las fuentes más fiables durante el proceso de resolver problemas o investigar un campo.

Daniel Cassany se ha ocupado de dotar de habilidades a los aprendices en nuevas alfabetizaciones desde hace años. La literacidad crítica tiene fundamentos teóricos profundos, a la vez que una aplicación inmediata a las aulas. Para quienes disfruten escuchando el catalán y al autor, pueden acceder a la conferencia «Leer la ideología: de la lengua hacia el pensamiento crítico«. De forma sucinta, también ha expuesto sus ideas en una entrevista con educ.ar:

En resumen, se trata de a) comprender la intención del/a autor/a, en relación con su contexto; b) enmarcar el texto en un género discursivo (p.ej. el blog) y una práctica cultural (p. ej. el uso de argumentos o de falacias); c) tener en cuenta la diversidad de interpretaciones posibles, a la vez que se toma postura sobre el tema tratado y la forma de abordarlo.

Los textos multimodales tienen una mayor capacidad emotiva, en sentido etimológico: motivan y persuaden. El pensamiento crítico necesita conocer el lenguaje audiovisual y los recursos de la publicidad, además de identificar los recursos retóricos del lenguaje verbal. ¿Una tarea imposible? Para quien no se la plantea, sin duda que sí.

He dejado para el final un problema devenido: la sobrecarga informativa. Cierto. Me he pasado la tarde entera preparando esta entrada. Pero he disfrutado como una niña con una pelota. Acudo a fuentes fiables, que me han ido sugiriendo las redes sociales, hasta llegar a un contacto personal con los expertos o las creadoras.

Creo que el mejor modo de gestionar el caudal desbordante de información depende de la edad y de cada grupo. Un primero de la ESO puede funcionar como una mente colectiva en aprendizaje creciente y otro como un caos en dispersión hacia el abismo. No obstante, en términos generales, siempre me planteo gestionar el currículum con los aprendices, de manera que se hagan responsables de sus opciones y de los roles que van aparejados: uno de ellos es la curación de contenidos al servicio de los demás. Además, la diversidad cultural en el aula hace posible crear un Banco Común de Conocimientos, sea en calidad de tal, por medio de una wiki colaborativa, sea de manera indirecta, como en el proyecto Descubriendo que somos gitanos.

Si hay que proponer dos herramientas, que sean estas dos, ambas tejidas en forma de red: elaborar una wiki con wikispaces o un tablero con Pinterest.

Así pues, mi proyecto educativo trata más del «Cuidado en la red» que del «¡Cuidado con la red!», aunque lo valiente no quita lo cortés 😀

 

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